De todos es sabido que corren tiempos difíciles para cualquier negocio y el de la música no iba a ser menos. A la falta de apariciones de artistas o grupos de rotunda contundencia artística, se une la ausencia de ventas en lo que a formato físico se refiere; discos, cds, etc.
La industria se resiente y los promotores no arriesgan. Como de una gusanera fila de orugas, van desfilando uno a uno los grupos que triunfaron hace 20-25 años,
Vueltas como la de Pearl Jam


o Jesus & Mary Chain

revueltas que nunca se fueron en forma de U2
o Aerosmith

Artistas que gozan de salud dispar, pero que han demostrado de sobra que esto del rock es cosa de mayores. El gran Chuck Berry tras ausentarse 40 años, prepara disco para éste, quien sabe si gira también. Vendrá, actuará y nosotros lo veremos complacidos.

La fórmula está clara, del mismo modo que todos hemos probado alguna vez un gin-tonic semejante a la sopa biológica de la que todos procedemos según parece, todos volvemos a disfrutar de un buen Larios con tres hielos y un twist de limón mezclado con tónica en vaso de tubo.
Los promotores lo saben y lo aprovechan.
Si algo funciona, para qué tocarlo.
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